CUANDO LA FORMA ES ESPACIO (O VACÍO)
La evolución de las series dedicadas a las Figuras Imposibles, construidas a partir de redes axonométricas, me llevó a tratar con la posibilidad de generar estructuras de compenetración, proyectadas con sistemas de representación cónicos, para ello estudié a fondo esta disciplina, de modo que pude resolver los problemas que se me presentaron con figuras cúbicas macladas en posiciones, puntos de vista y fugas de gran complejidad resolutiva.
Mi idea era que por muy sofisticadas que se presentaran las formas, estas no eran mas que una singularidad del espacio-tiempo. Este concepto debía emanar con su imagen, a pesar de la aparente rigidez del sistema.
Otras representaciones con perspectivas clásicas frontales, las realicé como contrapunto a las aperspectivas que suponían las figuras ambiguas o imposibles que venía realizando.
En cualquier caso el objetivo era y es en gran medida, el estudio y comprensión del problema espacial en la pintura, de llegar a generar redes espaciales que permitieran comprender (sentir), mejor el espacio multidimensional. Poco más tarde, estas representaciones dieron paso a las estructuras volantes, con la intención de incorporar su geometría a la fluidez etérea del aire.
Al mismo tiempo inicié, con el apoyo del Laboratorio de Optica de la facultad de Física de la Universidad de Valencia, que dirigía el catedrático Mariano Aguilar, una serie de experiencias con láseres como una nueva y extraordinaria herramienta expresiva, así como la realización de algunas piezas holográficas como el Homenaje a Kepler en el que interpreto el concepto cosmológico del citado astrónomo alemán del siglo XVI.
En 1979 presento una instalación que interpreta visualmente el Réquiem de Mozart, con proyecciones de rayos laser en movimento.